martes, septiembre 05, 2006

Latir


Si este espacio que veo tuviera un comienzo y final determinados, si los límites de aquí o allá fueran medibles y pertenecieran a un perímetro calculado, definido, concentrado en un número que dijese algo, no sería mi espacio.

De repente me encuentro aquí y al decirlo mi espacio se convierte en un tiempo exacto, de medición imposible, que se me escapó en cuanto lo dije y lo recuperaré en cuanto lo recuerde. Me gusta esa magia. No hay nada más real que esto, un momento, un lugar en el que estar, deformar las leyes, sentirse universo entero en la dimensión no lineal del tiempo. Latir al unísono con la pulsar del Cangrejo.