martes, septiembre 05, 2006

Vaciando el alma



Hoy tengo un ratito sólo, para vaciarme el alma. Se me llenó hace unos días de gotas frías de una tormenta que no esperaba.

A mí me encanta la lluvia, ni de pequeña cogía el paraguas. Prefería mojarme y sentirme como las piedras o los árboles, chorreando como las fachadas de las casas, notando que era parte de todo el espectáculo. Llover era una fiesta. Y recuerdo cómo mi madre se enfadaba conmigo y me decía que porqué no me había refugiado en algún portal mientras la lluvia era más intensa... Porqué? No podía creer lo que me estaba pidiendo. La respuesta era siempre un poco quebrada y esquiva, se me ocurría sólo decir que las tormentas pueden durar para siempre y que mejor es... estar pronto en casa...

Pero hoy debo achicar las gotas frías que me inundaron el alma. Se convierten en hiel, si las dejas. Vaciar el alma para que pueda llenarse de todos los colores. A veces, fluir es sólo éso.